Historia

 En aras de recuperar la memoria histórico-médica de la ciudad y región, se analiza sucintamente el proceso historiográfico de la institución pionera en el área de la investigación biomédica en el occidente del país. De la mente y obra del Dr. Américo Negrette surge en 1959 lo que después se conocerá como Instituto de Investigaciones Clínicas, de la Universidad del Zulia, desde entonces se ha transformado en referencia para el estudio de importantes problemas de salud pública regional y nacional, destacándose en las áreas de virología, bioquímica, neurofisiología, inmunología, biología celular y/o hematología. En particular, el Instituto se ha transformado en referencia en áreas como la de encefalitis equina venezolana, diabetes, anemias y/o la Corea de Huntington y en virtud de ello se proyecta a nivel local, regional y nacional, incluso internacionalmente, como centro de avanzada para la investigación biomédica.

Los Primeros Pasos


 El 4 de diciembre de 1959, el Dr. Américo Negrette (uno de los más insignes médicos e investigadores zulianos, considerado el pionero de la investigación biomédica en la región y el país) junto con el Dr. Hernán Fereira, el Lic. Gabriel Sulbarán, el Sr. Manuel Arocha y un grupo de estudiantes de Medicina (Elena y Slavia Ryder, Orlando Castejón, Dídimo Rubio, Haydeé Viloria, Helman Serrano, Dora Freites, María Diez, Jesús Rubio y Edmundo Viloria) dieron inicio a lo que ellos llamaban un sueño, pero que para muchos otros no era más que una locura (Arrieta, s.f.; Laucho y otros, 2000; Borjas y otros, 2000; Instituto de Investigación Clínica, 2004; Ryder, 2006).

 Ese día, el Dr. Negrette con su capacidad de convencimiento y aura de respeto hizo posible que los bedeles de la Facultad de Medicina, de la Universidad del Zulia, cedieran parte de su baño para convertirlo en el Departamento de Investigaciones Clínicas, durante la rectoría del Dr. Antonio Borjas Romero. Ese sería uno de los tantos escollos, hoy transformados en anécdotas, que tendría que superar el Dr. Negrette en la ruta para consolidar tan loable proyecto.

 Durante sus primeros años, las investigaciones se centraron en la Enfermedad de Huntington, la Encefalitis Equina Venezolana, ambas a cargo del Dr. Negrette, y en el área de endocrinología, destacan los trabajos primigenios que sobre Tiroides realizarán el Dr. Hernán Fereira y el Lic. Gabriel Sulbarán (Ryder, 2006).

 Un año después a la creación del Departamento, el 18 de noviembre de 1960 Maracaibo se viste de fiesta para asistir a la inauguración de uno de los más modernos centros médico-asistenciales públicos, no sólo de la ciudad sino del país, el Hospital Universitario de Maracaibo y con su apertura el Departamento de Investigaciones Clínicas se muda al 4º piso del recién estrenado Hospital, iniciando con ello la historia de la investigación biomédica en la referida institución. Asimismo, ante la falta de recursos humanos calificados para la investigación, el Dr. Negrette comenzó a realizar las gestiones necesarias para garantizar la formación de tan novel recurso humano en áreas de especialización que les permitieran llevar adelante los distintos proyectos de investigación que se venían gestando. Es así, como el Dr. Negrette se dirige a la ciudad de Caracas a buscar el apoyo requerido en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) que se encontraba bajo la atenta dirección del insigne maestro Dr. Marcel Roche.

Dr. Américo Negrette
                                                                                        
 Dr. Américo Negrette
                                                                                        
Como es lógico suponer, ante las necesidades de promocionar la investigación en el país, el Dr. Roche tras escuchar el relato minucioso del Dr. Negrette, no tuvo otra opción que apoyarla fervientemente; transformándose desde entonces en una pieza fundamental en el proceso de construcción de lo que hoy es conocido como Instituto de Investigaciones Clínicas. A su regreso el Dr. Negrette traía consigo el compromiso del Dr. Roche de darles cabida en el http://www.ivic.gob.ve/ a todos aquellos estudiantes que trabajaban en el Departamento, como parte de un plan de formación de recursos humanos para la promoción de la investigación local, con la condición sine qua non de que debían presentar y aprobar cada una de las pruebas de admisión establecidas para el personal del IVIC, así como también la obligación de regresar a trabajar al Departamento de Investigaciones Clínicas tras concluir el período de formación.

 Cabe destacar, que muchos de estos estudiantes comenzaron con el Dr. Negrette en la investigación cuando eran apenas cursantes del 3er año de la carrera de Medicina y desde entonces compartían su tiempo entre el estudio y la investigación, destacándose en ambas. De hecho, la mayor parte de esos estudiantes aún hoy siguen activos en la investigación formando parte del Instituto de Investigaciones o en el ámbito privado.

 Prosiguiendo con la descripción historiográfica, ante el reto que suponía afrontar las pruebas de admisión del IVIC el Dr. Negrette, comenzó a formar y entrenar personalmente a cada uno de los estudiantes y tras meses de intenso trabajo, luego de considerarlos listos presentaron las pruebas y fue tal la calidad desplegada en los mismos, que el Dr. Roche llamó al Dr. Negrette para informarle que en virtud de la excelencia científica demostrada por sus estudiantes, todos habían sido aceptados para formar parte del selecto grupo de investigadores en formación del IVIC. Desde entonces, IVIC y LUZ se hermanan –a través del Instituto de Investigaciones Clínicas, luego vendrán otras instancias- en procura de apuntalar la investigación biomédica regional y nacional.

 De esta forma, se completa la creación de esta unidad de investigación. De modo que para ese momento, no sólo tenían sede (con limitaciones) sino que poseían una pléyade de profesionales-investigadores, con gran dedicación, interés y altamente competentes; binomio esencial para coronar con éxito la noble tarea emprendida por el Dr. Negrette.

Creciendo:

 Nace el Instituto de Investigaciones Clínicas


  En la medida que pasaba el tiempo, los proyectos aumentaban no sólo en número sino en complejidad, al tiempo que fueron regresando los que se habían marchado al IVIC a formarse y/o se fueron incorporando caras nuevas. Asimismo, siendo Presidente Rómulo Betancourt se da inicio a las obras de construcción de lo que mucho tiempo después sería la sede definitiva del Departamento.

 El 26 de julio de 1960 será, además, una fecha importante en la historia de la investigación clínica, al publicarse la primera edición de la Revista Investigación Clínica que desde entonces y hasta el presente se ha transformado en el órgano de divulgación del conocimiento científico devenido del trabajo del Instituto y/o de aquellos que hacen investigación biomédica fuera de él. Publicación trimestral, arbitrada e indexada, que se edita con regularidad desde entonces e incluso, en el día de hoy, la demanda de publicación prácticamente excede a las capacidades reales de la revista; es tal la calidad de la revista, que en 1987 el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) le otorga el galardón de Mejor Revista Científica Venezolana (Ryder, 2000).

 En esta segunda etapa, nuevamente el IVIC juega un papel importante en la medida que envío a todos los que se formaron allí, y pertenecientes al Departamento, al exterior para realizar estudios de perfeccionamiento en cada una de las áreas originalmente seleccionadas por cada uno de los becarios. Así los Dres. Castejón y Viloria fueron enviados a California, Slavia Ryder y Armando Escalona al CDC de Atlanta y las Dras. María Diez a Boston y Elena Ryder, a Nueva York (Ryder, 2006).

 En 1963, el Departamento es elevado a la categoría de Centro de Investigaciones Clínicas y dos años más tarde, vuelve a cambiar de denominación mediante resolución del Consejo Nacional de Universidades para pasar a llamarse, Instituto de Investigaciones Clínicas. Poco a poco se va fortaleciendo y creciendo más y más, en la medida que los que se fueron a formarse al IVIC regresan, incluso de su especialización; primero lo hacen los Dres. Orlando Castejón y Haydeé Viloria, quienes se especializan en las áreas de Microscopía Electrónica e Inmunología, respectivamente, creándose así prácticamente la primera sección en la estructura organizacional del Centro, la Sección de Microscopía Electrónica e Histoquímica. En 1965, se crea la Secciónde Virología a cargo de los Dres. Armando Escalona y Slavia Ryder, unidad especializada en la investigación de la Encefalitis Equina Venezolana, inicialmente, y Dengue después; es decir en el campo de las arbovirosis (Negrette, 1995; Palmar y otros, 2001).

 Entre 1966 y 1969 nuevas Secciones se van creando en función de las especializaciones de los distintos investigadores, muchos de ellos de esa cohorte de estudiantes enviados al IVIC; se crea la Sección de Bioquímica, a cargo de la Dra. Elena Ryder, orientada al estudio de la endocrinología y enzimología, sobretodo en lípidos, carbohidratos y su metabolismo (Meleán y otros, 2001). Casi al mismo tiempo, la Dra. María Diez de Ewald crea la Sección de Hematologíaa fin de poder dar alguna respuesta a uno de los más grandes problemas de salud pública, como lo son las enfermedades hematológicas (García y otros, 2001). Asimismo, se crea la Sección de Estudios Clínicos donde se integran las líneas de investigación del Dr. Fereira, el Lic. Sulbarán y, una nueva en Parasitología, a cargo de la Dra. Leonor de Bonilla, área que se integra a ésta sección a partir de 1970.

Personal del Instituto de Investigaciones Clínicas 30/07/1980
Personal del Instituto de Investigaciones Clínicas 30/07/1980
Archivo Instituto de Investigaciones Clínicas

 Con la década de los 70, se abren nuevas fronteras para la investigación en el Instituto de Investigaciones Clínicas, al crearse la Sección de Neuroquímica Clínica a cargo del Dr. Ernesto Bonilla. Esta Sección se encargó de desarrollar los proyectos de investigación conducentes a descifrar el misterio de la mente y conducta humanas; en particular, se ha destacado en el estudio de los neurotransmisores y de la neurofisiología, pero resulta necesario destacar que fue uno de los primeros centros e investigadores en dedicarse al estudio de la bioquímica de la Enfermedad de Huntington. En 1971, los Dres. Castejón y Viloria se separan del Instituto para crear la Unidad de Investigaciones Biológicas y el Dr. Negrette asume el campo de la Microscopía Electrónica quedando acéfala el área de Inmunología y Biología Celular por mucho tiempo hasta el ingreso del Dr. Jesús Mosquera, alumno del Dr. Negrette.

 En 1972, un incendio en el 4º piso del Hospital Universitario obliga al Instituto de Investigaciones Clínicas a buscar una nueve sede y se comienzan a ejercer presiones para que se concluyan los trabajos de construcción de la sede definitiva del Instituto que se habían iniciado en tiempos de Don Rómulo Betancourt.


La Consolidación

 Con la llegada de los ochenta, el Instituto se muda a su nueva sede –la que ocupa actualmente- luego de casi veinte años de espera. Se jubila el Dr. Negrette, su fundador, pero no por ello se aleja y, se transforman o crean nuevas Secciones. La Sección de Estudios Clínicos desaparece, y da paso a la Sección de Parasitología a cargo de la Dra. Bonilla muy vinculado al estudio de la epidemiología y clínica de las parasitosis más frecuentes en la región.

 Asimismo, en 1980 ante la necesidad de apoyo para realizar estudios en el área de la Enfermedad de Huntington el Dr. Negrette busca respaldo fuera de las fronteras nacionales, es así como en ese año se llega a firmar un convenio de cooperación entre el Instituto de Investigaciones Clínicas de la Universidad del Zulia y el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos de Norteamérica, con la Dra. Nancy Wexler como contraparte norteamericana. Tal acuerdo de cooperación conjunta ha permitido, desde entonces, la constitución de un grupo de tareas conjuntas (formado por 30 a 40 investigadores, entre venezolanos y norteamericanos) que se reúne una vez al año, durante un mes, para realizar investigaciones en las áreas donde se encuentran los pacientes con la Enfermedad de Huntington, en el Zulia. Los resultados de esos primeros años de investigación conjunta se materializaron en el año de 1987, cuando se describe por primera vez la presencia del gen asociado con la referida enfermedad. Luego, en 1993, se localiza exactamente la secuencia del gen del mal. La noticia se difunde y, el trabajo de investigación es publicado en la literatura internacional especializada. En la investigación y los resultados, la participación del equipo del Instituto de Investigaciones Clínicas fue determinante y lo coloca en una posición privilegiada en el mundo científico (Laucho y otros, 2000).
 En 1988, un nuevo cambio en su denominación ocurre ahora con el Consejo Técnico del Instituto como protagonista, esta instancia considerando la trayectoria del Dr. Negrette decide agregarle el nombre del fundador al Instituto, conociéndose desde ese momento como Instituto de Investigaciones Clínicas “Dr. Américo Negrette”.
 Sólo falta para completar su estructura actual, la creación de la sección de Farmacología lo cual ocurre a mediados de los noventa del Dr. Heberto Suárez Roca; esta Sección está dedicada, entre otras cosas, al estudio de la neurobiología y neurofarmacología del dolor, área de la biomedicina que actualmente está en pleno desarrollo y que ha revolucionado, a nivel mundial, los conceptos de calidad de vida en los pacientes con enfermedades crónicas y donde el dolor se transforma en un elemento de difícil manejo. En esta sección dedicada a la terapia del dolor se estudia la farmacología clínica del dolor inflamatorio y neuropático y, además se investigan otros procesos tales como la neurobiología y neurofarmacología de la depresión. Actualmente es uno de los pocos laboratorios, a nivel nacional que se dedica al estudio de la farmacología de las plantas medicinales antinflamatorias y analgésicas. Actualmente, es el centro de evaluación farmacológica de compuestos naturales y sintéticos por excelencia en la región zuliana (Laucho y otros, 2000).
 A lo largo de estos años, el Instituto ha mantenido un trabajo activo y continuado en la docencia (de pre y postgrado) así como en la extensión. Al tiempo que les ha dado espacios para el desarrollo de la investigación a numerosos profesores que buscaban un sitio para hacer posible sus inquietudes investigativas, muchos de ellos mantienen un vínculo formal con el Instituto al ser reconocidos como Profesores Asociados. Asimismo el Comité Editor de la Revista, ha servido de apoyo pedagógico a profesores noveles en sus comienzos en la publicación de artículos científicos (Ryder, 2006).
En la actualidad, con 46 años de existencia el Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette procura hacer realidad la misión que lo caracteriza:
Servir como centro de desarrollo de proyectos de investigación científica en el área de la Biomedicina, formación de personal y divulgación y uso de este conocimiento, con personal altamente calificado y tecnología avanzada. Además, el brindar atención médica y de laboratorio especializada, de calidad, oportuna y permanente, con criterios de prioridad, eficiencia y bajo costo, como respuesta a las necesidades y demandas de los individuos que lo requieran(Instituto de Investigaciones Clínicas, 2004).

 Misión sustentada en los valores inculcados por su fundador, y que se materializan en una visión de Instituto centrada en la búsqueda de la excelencia en el conocimiento biomédico, a fin de contribuir al desarrollo del conocimiento y el bienestar social. Entonces, el Instituto de Investigaciones Clínicas hoy con 21 investigadores ordinarios, 12 eméritos y buena parte de ellos activos aún en los laboratorios, 9 miembros del personal administrativo y técnico, 5 obreros y numerosos investigadores asociados, viabiliza sus proyectos de investigación a través de siete Secciones: Bioquímica, Investigaciones Hematológicas, Farmacología Clínica, Inmunología y Biología Celular, Neuroquímica Clínica, Parasitología y Virología (Instituto de Investigaciones Clínicas, 2004).

 El Instituto de Investigaciones Clínicas, se encuentra en manos de las nuevas generaciones de investigadores bajo la dirección de la Dra. Melvis Arteaga de Vizcaíno, y como Coordinadores de Sección a la Dra. Virginia Fernández (Bioquímica), MSc. Nereida Valero (Virología), Dra. Odelis Díaz (Parasitología), Dr. Edgardo Carrizo (Neuroquímica), Dr. Heberto Suárez Roca (Farmacología Clínica), Dr. Jesús Mosquera (Inmunología y Biología Celular) y, el Dr. Enrique Torres (Investigaciones Hematológicas).

 En cuanto a los días por venir, el Instituto espera pacientemente por la ampliación de su planta física y la obtención de los recursos, cada vez más menguados, necesarios para mantener el estándar de excelencia que le ha caracterizado desde hace ya más de cuarenta años. La mística del Dr. Negrette y de todas y cada una de las personas que ha lo largo de estos años han hecho vida activa en el Instituto, hacen de su futuro una promesa que se realiza con cada día que pasa y con ello, la esperanza –aquella que motivaba a su fundador- de aquel que sufre a causa de la enfermedad encuentra en los hombres y mujeres del Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette, sus más fervientes colaboradores.

A modo de conclusión

 En las páginas precedentes, se ha descrito el origen y evolución del Instituto de Investigaciones Clínicas Dr. Américo Negrette, de la Universidad del Zulia; en su historia el Dr. Negrette y el Instituto creado por él materializan la convicción de que hacer ciencia en Venezuela, es un reto supremo que pudiera desalentar a aquellos que no muestren la vocación de servicio que el Dr. Negrette y sus discípulos han demostrado a lo largo de cuarenta y seis años de existencia.

Entrada del IIC
Entrada principal del Instituto de Investigaciones Clínicas
Placa con su nombre actual. Archivo Dr. Alejandro Borjas

 Tras las paredes del Instituto el tiempo discurre entre virus, genes, enzimas y muchos otros elementos, pero en ese discurrir un hilo conductor los une, y es la voluntad tenaz del ser humano por “conocerse” y/o desentrañar y vencer los misterios del sufrimiento, hecho enfermedad.

 En las páginas de la historia, a la que sólo llegan algunos privilegiados, han quedado grabadas en letras de oro los cuarenta y seis años de la obra cumbre de un médico rural de la Cañada de Urdaneta así como la de sus discípulos, que supieron creer en el poder de un sueño, de una utopía que encontró en las postrimerías de 1959, un espacio para su concreción y proyección geográfica, histórica y social.